El café es la segunda bebida estimulante más importante de la humanidad, después del té. Su cultivo ocupa a varias decenas de millones de campesinos en más de 70 países tropicales y su producción representa cerca del 4% del comercio mundial total de productos alimenticios.
Hasta el siglo XIV el cultivo del cafeto se limitaba a una pequeña área en los altas provincias de Etiopía y de la península de Arabia, de donde se considera originario. Las yemenitas fueron los primeros grandes caficultores, y hasta el siglo XVIII, cuando el consumo del café se había extendido a todos los pueblos del Islam y a muchos de Europa, Yemen era el único productor y exportador importante. Pero su monopolio se rompió en el transcurso del siglo cuando el cultivo del café ganó el mundo tropical, primero del Asia, y luego de América, donde fue introducido inicialmente a las Antillas por De Clieu. Su cultivo se desarrolló tardíamente en el continente africano, de donde es originario, estableciéndose las primeras grandes plantaciones en el primer cuarto del siglo **, especialmente en Costa de Marfil, Kenya, Zaire, Angola, Madagascar, Ruanda, etc.
Los europeos conocieron por primera vez la bebida en el Oriente a mediados del siglo XVI. Una de las primeras referencias científicas sobre la planta aparece en Plantes d'Egypte, obra de Prosper Alpin publicada en 1592. Pero hasta los primeros años del siglo XVIII el café era todavía una curiosidad. Ya a mediados del siglo XVII, operaban algunos cafés públicos en Europa Occidental, y la bebida se ponía de moda en París promovida por el embajador del Imperio Otomano. A mediados del siglo XVIII la bebida se había impuesto en toda Europa. Después vendrán dos importantes cambios en la geografía y economía del café: la extensión de su consumo a los países industrializados del hemisferio Norte y el desplazamiento de su producción en la zona intertropical para alcanzar un gran desarrollo en América Latina, especialmente en Brasil, Colombia, Venezuela, Costa Rica, México, etc.
Producción
El cultivo del cafeto se ha hecho tradicionalmente con el empleo casi exclusivo de tierra y mano de obra, con escasa fertilización y ninguna utilización de la mecanización, aunque es posible el uso de cosechadoras mecánicas desde hace algunos años. Históricamente, el crecimiento de la oferta mundial se ha cumplido movilizando los factores de producción ya mencionados, en procesos de colonización de espacios vírgenes del trópico húmedo. El caso más conocido es la "marcha del café" brasileño en el siglo XIX, dirigida por los fazendeiros, para colonizar las tierras desde el Litoral de Río de Janeiro por el valle del Paraiba del Sur, y que es la base inicial de la prosperidad económica de São Paulo. La gran plantación ha asfixiado algunas veces a la pequeña explotación, la unidad económica predominante en muchos países. Ese perfil productivo de la plantación con carácter extensivo, con abundante mano de obra e infraestructura de transporte, observada en los países productores más competitivos a escala mundial, está en proceso de modernización, sustituido por otro perfil que privilegia el desarrollo de unidades de producción intensivas en el uso de capital, caracterizada por una mayor densidad de siembra, la supresión de la sombra y de los cultivos intercalados, una mayor fertilización química y un mejor tratamiento fitosanitario, así como por el uso de variedades seleccionadas y mejoradas que reducen el período de la entrada de la planta a la producción.
La mayor parte de la producción mundial de café verde proviene de la América Latina, especialmente de Brasil, Colombia, México, Guatemala, etc. De allí salió más del 90% de la producción mundial en la década de 1930. Pero ese aporte se redujo significativamente a mediados de siglo, y hasta la década de 1960, para estabilizarse luego en cerca de dos terceras partes de la producción mundial. Allí se producen todos los grandes tipos de café que establecen las cotizaciones bursátiles especializadas, pues hasta la producción de robusta, no introducida en gran escala, conoció un desarrollo espectacular en Brasil y Ecuador a partir de 1974.
La elevada concentración de la producción se evidencia al observar que sólo dos países de América del Sur, Brasil y Colombia, son responsables, del 40% del total mundial en 1992. Ese año América Latina, tomada como un conjunto, produjo 3.702.000 tm, es decir, un 62% de la producción mundial. El continente africano viene en segundo lugar, con 1.216.000 tm, para un 20% del total, y mucho más atrás Asia, con 953.000 tm, lo que representa un 16%.
En 1993 el volumen de café producido mundialmente se redujo a 5.808.000 t, como consecuencia principalmente de la contracción de la producción en el continente americano, que sigue concentrando, a pesar de todo, el 63% de la producción total.